
Todos sabemos que, cuando empezamos nuestro emprendimiento, los diseñadores usamos una gran cantidad de sombreros que nos acomodan mientras crecemos lo suficiente como para pagar las cuentas. Pero también, conforme nos involucramos en el proyecto, nos convertimos en un project manager que coordina esforzadamente todos los activos disponibles de la marca para convertirlos en impactantes mensajes visuales.
Ahora entiendo por qué en la universidad pasamos por semiología, marketing, gramática, ortografía y hasta psicología (claro está que no somos expertos en cada uno de estos rubros, pero el conocimiento básico nos permite enfrentar de mejor manera los retos de la publicidad actual).
Pero más allá del diseño y el desarrollo de conceptos gráficos, nuestro principal rol es el de educar. Pensemos bien, muchas organizaciones no cuentan con expertos-expertos en diseño así que tendrán que aprender de la mano del Freelance o la agencia lo que respecta a fundamentos del diseño, funcionalidad, contenidos, posicionamiento, mantenimiento y un montón de cosas más.
Podría parecer que esto implica una carga adicional pero, después de todo, no deberíamos enfocarnos en la creación de grandes cosas y hacerlas súper bien hechas?
Aún así, poder beneficiarse de la experiencia y el conocimiento del diseñador dependerá en gran medida de la apertura de mente que tenga el cliente para cambiar patrones y procesos que podrían llevar años en el mismo estado.
Estos son 3 de los beneficios que el cliente obtiene al visualizar su marca a través de los ojos del diseñador.
Mejores y más rápidos resultados.
Este beneficio es puramente practicidad. Nadie quiere envolverse en un proyecto de corto tiempo que después se convierta en una eterna discusión de pequeñeces.
Si el cliente está inseguro de cómo funcionan las cosas puede y debe preguntar al diseñador la clase de contenido que es compatible con lo que se quiere publicar y cuáles son las limitaciones técnicas para su ejecución. El diseñador podrá orientarle en cuanto a lo que se ajusta y luce mejor conforme al canal que han escogido usar para el proyecto en particular.
A medida que el diseñador conozca más del proyecto (buena comunicación con el cliente), podrá servir de guía para impactar positivamente en la creación del activo de marca y los resultados esperados estarán cada vez más cerca.
Construcción de mutua confianza.
Desarrollar una relación fuerte y basada en la confianza con el diseñador permitirá extender el tiempo de trabajo con él, y evitará volver a gastar recursos en una nueva relación cliente-diseñador.
La confianza mutua es un proceso productivo. Si se aprende a poner sobre la mesa todos los detalles del proyecto con total y absoluta honestidad, el resultado estará garantizado.
Mucho cuidado en convertirse en alguien que nunca está de satisfecho con la ejecución del diseñador, esto no sólo hace cansado y tedioso el proyecto sino que suma gastos de inversión al volver a cotizar algo que ya se pagó y que no se usó porque nunca se estuvo conforme.
El cliente tiene la capacidad de enriquecer el diseño y hacerlo suyo ¡esta es su gran herramienta!
Menos gastos en adaptaciones y mantenimiento de la estrategia.
Cada concepto gráfico necesitará de adaptaciones en diferentes canales para ser aprovechado al máximo. El diseñador podrá preparar al cliente para saber qué parte del contenido será mejor recibido en las distintas aplicaciones que harán que su campaña sea omnicanal.
Volvemos a lo mismo, una buena relación entre el diseñador y el cliente hará que exista un gana-gana en el proceso de creación del valor de marca.
Así que ya sabes, es decisión tuya aprender diseño desde cero o mantener una mente abierta y una actitud positiva a las opiniones de alguien que puede, con suerte, trasladar tus deseos de crecimiento en activos que empoderen tu marca y estén al nivel de la vanguardia gráfica y tecnológica en la actualidad.